La terapia psicológica para el síndrome de la fatiga crónica, y la fibromialgia
La mayor parte de estudios indican que la terapia cognitivo-conductual es la más
eficaz para ayudar psicológicamente a todas las personas que sufren la SFC y la
Fibromialgia así como otras enfermedades crónicas y trastornos psicológicos. Este
tipo de orientación psicológica se basa en el supuesto de que el pensamiento
determina la conducta estableciendo el proceso "pensamiento-emoción-conducta".
Por tanto, la visión concreta delante un problema o una enfermedad nos hace sentir
de alguna manera y nos hace adoptar una conducta específica. Pensamos de una
manera, o sea, escogemos una opción cognitiva, la cual nos genera una emoción y
luego actuamos en función de cómo hemos escogido.
El objetivo de la terapia
cognitivo-conductual es que la persona pueda valorar todo su abanico de
pensamientos, diferenciados entre los más negativos o desadaptativos y los más
positivos o adaptativos o los cree de nuevo y así pueda escoger los que sean más
realistas y adaptativos para que le generen el mínimo malestar y la máxima felicidad,
o sea, que se adapten al máximo a las circunstancias. Cabe destacar, por otro lado,
que esta tendencia psicológica establece una relación terapéutica colaborativa donde
se enfatiza el rol activo del paciente implicándose constantemente en la terapia.
Dentro de la enfermedad de la SFC y la Fibromialgia se utilizan técnicas como la
reestructuración cognitiva o cambio de pensamientos, la resolución de problemas y el
entrenamiento autoinstruccional, entre otros. Cabe mencionar que, como la mayor
parte de afectados sabéis, el curso que sigue cada enfermedad es distinto y, por
tanto, el estado psicológico también. Es por eso que muchas personas desarrollan
trastornos de ansiedad o de estado de ánimo a causa de la interferencia que
provocan. La variabilidad puede ser muy brusca: se puede pasar de estar bien a mal (
y al revés) en cuestión de horas y, lo más importante, muchas veces se produce sin
avisar.
La constante adaptación a las circunstancias es una característica típica de
estas dos enfermedades y se necesita un buen entrenamiento psicológico para tolerar
y soportar esta variabilidad que lo que hace es "estropear" las expectativas que
teníamos para aquellas horas o aquel día o temporada. Es un continuo cambio de
planificación, de reorganización de lo que teníamos previsto hacer. Aquí es donde se
hace necesario adaptar la terapia a cada enfermo. No es lo mismo una persona que
se pasa semanas en la cama que otra que puede "ir tirando" con su días "malos".
Sería un error no considerar dos momentos claves de cara a enfocar el tratamiento.
El primero es la comunicación del diagnóstico al que muchas veces se llega después
de consultar un seguido de especialistas y diagnósticos equivocados que se pueden
alargar algunos meses y hasta algunos años. La terapia está dirigida a ayudar el
conocimiento y la asimilación de la enfermedad, utilizando la reestructuración
cognitiva y la resolución de problemas para mitigar el impacto emocional que
produce al nuevo enfermo el saber qué enfermedad y pronóstico aproximado tiene.
El segundo momento es la persona que ya hace tiempo que conoce su diagnóstico y
que está conviviendo con la enfermedad. Aprender estrategias psicológicas es
esencial para poder adaptarse mejor, consiguiendo una mayor calidad de vida. Por
tanto, volvemos a remarcar la necesidad de individualizar siempre la terapia
evaluando, previamente, el momento en el cual se encuentra cada afectado y el
pronóstico (seguramente incierto) y mecanismos psicológicos que tiene.
A parte del que es más eficaz, el tratamiento individual, también es muy útil la
terapia grupal. Esta tiene muchas ventajas y la principal es que ofrece la posibilidad
de compartir los pensamientos, los sentimientos y en definitiva, las circunstancias
comunas en la mayor parte de los miembros del grupo. La posibilidad de ver personas
que se encuentran con lo mismo y el hecho de darse soporte es de gran ayuda. Lo
más aconsejable es combinar una terapia individual con una de grupal.
Es importante dar soporte psicológico a todos los cónyuges, familiares y amigos que
lo pidan y, sino, valorar como dan el apoyo ya que, a fin de bien, muchas personas
hacen daño al afectado. El soporte se hace imprescindible en muchos casos debido a
la falta de recursos y consiguiente sentimiento de impotencia con la que se
encuentran las personas más próximas al afectado. La terapia incluye un seguido de
estrategias para todos ellos por tal de minimizar el impacto de la enfermedad en el
entorno de la pareja, familiar y social.
Poco a poco, estas dos enfermedades se van conociendo pero aún nos falta recorrer
un largo camino para que sean oficialmente reconocidas por la administración y los
ciudadanos. Este hecho ahorraría la incomprensión en la que la mayoría de personas
afectadas estáis inmersas y que también repercute en vuestra salud mental. Desde la
Unitat d'Atenció Psicològica siempre estaremos a disposición de ayudar a la
asociación y a todas las personas afectadas de estas enfermedades por tal de
hacerles la vida un poco más feliz.
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